DÍA INTERNACIONAL DEL TRABAJADOR
Han pasado ya más de 100 años desde la Revolución del Primero de Mayo de 1886, cuando la clase obrera norteamericana nos legó cinco mártires en Chicago.
Estos dirigentes obreros asesinados por el sistema, han sido orgullo y ejemplo de lucha para todos los trabajadores del mundo. George Engel, Adolf Fischer, Albert Parsons, y August Spies murieron ejecutados en la horca por oden del estado de Illinois. Louis Lingg, también sentenciado a muerte se quitó la vida un día antes de su ejecución.
Los hechos que dieron lugar esta celebración están contextualizados en los albores de la revolución industral en los Estados Unidos.
A finales del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.
Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de ocho horas. El hacer valer la máxima “ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”.
En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de dieciocho horas (salvo caso de necesidad).
Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de dieciocho horas diarias debía pagar una multa de veinticinco dólares.
El primero de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro.
En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia.
La producción se mantenía a base de”esquiroles”. El día 2 la polícia había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración frente sus puertas. Estando en la tribuna el anarquista August Spies, sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas.
Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar sobre la gente ocasionando seis muertos y varias decenas de heridos.
La proclama terminaba convocando un acto de protesta para el día siguiente (4 de mayo), a las 16:00 p.m. en la plaza Haymarket. Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un acto a las 19.30 p.m. en el parque Haymarket. Los hechos que allí sucedieron son conocidos como Revuelta de Haymarket.
Se concentraron en la plaza de Haymarket más de 20.000 personas que fueron reprimidas por 180 policías uniformados. Un artefacto explosivo estalló entre los policías produciendo un muerto y varios heridos. La policía abrió fuego contra la multitud matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda deteniendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía.
A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de ocho horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: “Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales.
El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical”.
A lo largo del siglo XX, los progresos laborales se fueron acrecentando con leyes para los trabajadores, para otorgarles derechos de respeto, retribución y amparo social.
En la última década del siglo esos progresos retrocedieron bajo la influencia del neoliberalismo. En la actualidad, casi todos los países democráticos rememoran el primero de mayo como el origen del movimiento obrero moderno.
Estados Unidos, Reino Unido y el Principado de Andorra son los únicos países del mundo occidental, que no lo recuerdan. En 1954 el papa católico Pío XII apoyó tácitamente esta jornada de memoria colectiva al declararla como festividad de San José Obrero. Actualmente se denomina Día Internacional del Trabajo.
viernes, 1 de mayo de 2009
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1 comentario:
¡A TRABALLAR TODO DIOS,TANTOS FESTIVOS NON LEVANTAN O PAÍS!
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